La importancia de la autonomía está centrada en la persona, en su capacidad de decidir y actuar por sí misma. Es un objetivo que debemos propiciar desde la infancia, para ser adultos independientes en el sentir, pensar y actuar.
Experimentar autonomía personal es poder identificar nuestras preferencias y tomar decisiones conforme a ellas. Sin embargo, hay aspectos del contexto sociohistórico que determinan esa posibilidad.
El entorno relacional del sujeto es un trasfondo para la construcción y percepción de opciones disponibles. Ese entorno está atravesado e influenciado por las ideas, creencias y valores a los que adhiere. Por eso el concepto de autonomía es muy complejo.
Toda actividad que podemos hacer por nosotros mismos es reflejo de nuestra autonomía.
¿Por qué la importancia de la autonomía?
Porque sin autonomía personal no podemos ser auténticos y libres para pensar, sentir, decir y hacer. Todos adherimos a un sistema de creencias, ideologías, valores, posiciones éticas a las que no podemos renunciar. Sin embargo, muchas personas no tienen la libertad para manifestarlo. Ya sea por alguna discapacidad intelectual o física, como también por presiones externas.
Si bien necesitamos del afecto y compañía de nuestros familiares y amigos, muchas veces esta necesidad se transforma en rígida y nos afecta en la vida cotidiana. Depender emocionalmente de otras personas no nos permite desarrollar una vida autónoma, en la que nos valemos por nosotros mismos.
Escuchar opiniones, consejos, percepciones de personas de nuestra confianza nos ayuda a tomar las mejores decisiones, siempre que podamos identificar con libertad nuestras elecciones.
Sin embargo, no siempre podemos ejercer ese derecho por cuestiones complejas que forman parte de la condición del ser humano. Por ejemplo los modelos o patrones de comportamiento heredados determinan la conducta de las personas.
¿Qué es la autonomía?
Se trata un concepto de salud mental, por el que una persona tiene la sensación interna de su capacidad para afrontar la propia vida. Es decir que un sujeto autónomo es consciente de que posee recursos internos adecuados para gestionar su propia existencia. Ello implica superar las dificultades y frustraciones a los que estamos sometidos a diario los seres humanos.
La autonomía es la autodeterminación del sujeto, en el sentido de poseer la habilidad para hacer elecciones, tomar decisiones y asumir la responsabilidad o consecuencias de los riesgos que asume.
En la adultez mayor, muchas personas están en situación de fragilidad. La vulnerabilidad del adulto mayor, y en especial cuando tienen una discapacidad (física o mental), suele ocasionar una disminución de la autonomía personal.
