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Importancia del poder mediático

El poder mediático en este siglo ha cobrado tal importancia, que está por encima de todo otro tipo de poder distorsionando su función social.

El propósito esencial de los medios de comunicación es comunicar con objetividad, sin manipulación de la información en beneficio de los intereses específicos de un grupo.

Sin embargo, actualmente el poder mediático invoca la libertad de expresión para defender la libertad de empresa.

Los medios de comunicación tradicionales compiten con los medios informáticos y redes sociales en el manejo de la información.

El poder mediático ejerce presiones sobre los poderes del Estado para incidir en las decisiones del poder a través del lobbie.

Legisladores, jueces y gobiernos son controlados y dominados por la función clave que ejercen los medios masivos de comunicación, que son tácticamente usados por conglomerados económicos transnacionales y nacionales.

Hay una preeminencia de lo privado en la toma de decisiones, por influencia de los grandes grupos de poder.

La distorsión de la función social de los medios está dada por la mercantilización creciente del sector, la precarización del trabajo periodístico y la sobreabundancia de información no fidedigna.

La materia prima de la comunicación es la información o la desinformación, que se nutre de la noticia.

Por ello es importante tener conocimiento acerca de cómo la noticia se elabora, y cuál es el tenor que se le quiso dar.

El propietario del medio que transmite una noticia quiere persuadir a los usuarios (la audiencia) de que dicho medio es confiable, creíble y veraz.

Para ello, tratará de lograr la identificación del público, y procurará que la gente lo sienta cercano y amigo, haciendo notar su poder.

El proceso de comunicación es claramente un asunto de poder. Los propietarios de los medios monopólicos representan a la clase social, económica, política e ideológica dominante, y utilizan sus propios medios para defender los intereses económicos del minoritario y selecto sector, tratando al receptor como un mero consumidor, sin capacidad de expresión.

En forma esporádica y excepcional invitan al medio a alguien que exprese ideas contrarias a las propias, para darle a la audiencia una idea de pseudo pluralidad que no llega a traspasar la superficie.

En materia internacional, muy lejos de cumplir la función social de información, el rol que juegan los medios es de un activo silenciamiento, o bien de distorsión y exageración de situaciones que poca relación guardan con lo sucedido.

La desinformación y manipulación abunda ya sea para describir a Venezuela, Palestina, Pakistán, Ucrania o El Congo, lo que explica la inexistencia de una movilización internacional de envergadura tal que cambie los acontecimientos.

En la era de la información, cada vez estamos más lejos de la verdad. El poder mediático determina la agenda del día, publica noticias en escenarios de conflictos que ellos mismos crean utilizando verdades a medias, acompañándose de expertos que no existen.

Lo que un día es noticia en portada, al otro día desaparece sin que sepamos por qué. Se trata de ganar nuestras voluntades presentando como objetiva la información que no lo es. Es tiempo de despertar al desarrollo del pensamiento crítico.

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