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Importancia de la idea de la vida después de la muerte

¿Es posible conocer sobre aquello que nadie ha experimentado? ¿Se puede definir un sabor si nunca se lo ha probado? La muerte es una experiencia desconocida, puesto que nadie ha vuelto de ella para contarlo.

La mayoría de la gente tiene temor a la muerte y se espanta ante su imagen.

Por eso la importancia de la idea de la vida después de la muerte, para quienes así lo creen.

Según Romanos 6.23 la vida eterna es un don de Dios que viene a través de Jesucristo.

Es común escuchar palabras como “pérdida irreparable”, “dolor por el duelo”, “vida tronchada en su mejor edad”, frases que hacen alusión a las ideas escépticas y pesimistas en relación a la muerte.

Cuando alguien deja de existir y se ha marchado de este mundo terrenal, pareciera que todo se ha acabado para él.

Aún quienes profesan alguna religión, sienten amargamente la muerte de un ser querido.

Sin embargo, quienes tienen la creencia firme sobre la vida espiritual después de la muerte, aunque sientan naturalmente la tristeza de la separación del ser amado, saben que no lo han perdido para siempre.

No experimentan emociones tan siniestras sobre la muerte quienes tienen la ilusión de una vida eterna después de ella, porque entienden que el ser querido sólo pasó a otra fase de la vida.

Ilustra tal idea la conocida fábula sobre la oruga y sus compañeras, cuando todas se lamentan y bañan en lágrimas al ver que una de ellas languidece lentamente anunciando el fin de su estado reptante, y el principio de su largo sueño de crisálida.

Lo que parecía una crueldad de la naturaleza y un lecho de muerte para la oruga, sólo era el paso necesario para una metamorfosis que pronto la transformaría en una mariposa.

En la fábula, el cambio de estado de la oruga dejó abatidas a las demás compañeras que, no sólo sabían que ese también sería su propio destino, sino que no entendían la idea de la fe en esperar otra vida.

La ironía de la fábula puede hacernos sonreír ante la ignorancia de la oruga, acerca de la gloriosa vida que la esperaba al despertar del sueño de la muerte.

Pero aún para el hombre, la muerte no es otra cosa que el estado de crisálida de la oruga, que será luego una plena y feliz mariposa.

La esperanza en la idea de la vida después de la muerte no es sólo una ilusión, sino una convicción que deviene de la fe en Cristo.

La esencia del cristiano tiene su identidad en Jesucristo, el Hijo de Dios profetizado en el Antiguo Testamento, que vendría a vivir como un ser humano hasta morir crucificado, y resucitar entre los muertos para la salvación de la humanidad.

La fe en la resurrección de Jesús es la única condición para recibir el regalo de la vida eterna, para que la muerte del cuerpo sólo sea como el cambio de estado de la crisálida.

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