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Importancia de la educación infantil

Es la infancia la etapa que mayor influencia tiene en nuestra vida, especialmente la de los primeros años.

En la infancia se sientan las bases del futuro adulto que seremos, y se adquieren los valores y principios que determinarán nuestro comportamiento individual y social.

La importancia de la educación infantil tiene una dimensión inconmensurable, ya que a través de ella nos apropiamos del lenguaje, de las costumbres y de los códigos socioculturales de la comunidad en la que vivimos.

En la primera infancia nos apropiamos del lenguaje y aprendemos los códigos socioculturales.

La importancia de la educación infantil radica, más que en la obligación de ser un requisito necesario para el futuro laboral o profesional, en que es una herramienta para lograr la formación de personas autónomas, independientes, con conciencia crítica y pensamiento propio.

La educación infantil es sumamente valiosa por su funcionalidad, es decir que su aporte tiene relación directa con la formación del carácter de los niños, la construcción de su identidad, el forjamiento de su personalidad, y posteriormente su perfil profesional.

Tratándose de una influencia tan importante, la educación debe ir acompañada de ciertas características, valores y acciones complementarias que son esenciales para reforzar el rol de la educación, considerando que todo niño desde que nace está motivado para aprender:

  • Acompañamiento y guía de padres, familia, tutores y maestros
  • Alimentación de composición nutricional adecuada
  • Ambientes democráticos y participativos, de trato igualitario donde predomine la solidaridad, la convivencia y el respeto.
  • Utilización del juego como herramienta representacional y de comprensión de la realidad.
  • Desarrollo del compromiso social y participación en la vida de la comunidad.
  • Transmisión de conocimientos y contenidos de calidad y utilidad para la vida.

Es importante destacar que en la etapa de la primera infancia, es donde se produce el primer desafío cognitivo y afectivo de los alumnos, lo que constituye una base del aprendizaje intelectual y un cimiento para la formación académica posterior.

Es adecuada una metodología flexible, con un programa de aprendizaje que siga la evolución individual de cada alumno.

Que el proceso educativo tenga en cuenta el contexto familiar y afectivo en el que el niño efectúa el aprendizaje, donde se apoye su autonomía y seguridad, se busque el desarrollo de la curiosidad, la exploración, la observación y la experimentación. Donde el juego, el canto, las manualidades y otras actividades creativas sean una parte importante de la educación.

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