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Importancia de la conquista de Granada

La importancia de la conquista de Granada para los Reyes Católicos, deriva de la tan esperada expulsión de los musulmanes en el Siglo XVIII.

Luego de siete siglos de dominación árabe, los reinos cristianos del norte comenzaron un proceso de reconquista. La toma y conquista de Granada marcó el fin del reino musulmán en tierra española.

La guerra o conquista de Granada para Fernando de Aragón e Isabel de Castilla, los Reyes Católicos, terminó con el último reducto árabe en la península.

La conquista de Granada fue la victoria de la corona española

La corona española tuvo la victoria contra los musulmanes en el Siglo XVIII.

¿Por qué la importancia de la conquista de Granada?

En la Edad Media, Granada era un emirato o Estado musulmán situado en el sur de la península Ibérica. Las diferencias religiosas con el cristianismo de Fernando e Isabel, los Reyes Católicos, hicieron que la guerra fuera inevitable.

La incorporación del reino de Granada al resto de los territorios de la Corona de Castilla, fue uno de los hechos más importantes del reinado de los Reyes Católicos. Su importancia va más allá de la victoria en sí misma, sino que refiere a sus consecuencias. La nueva monarquía fue el eje sobre el que giraría el mundo político de Occidente.

Tras una larga guerra que fue traumática para Granada, los granadinos hicieron una ruptura dolorosa con su pasado. Imperó un nuevo sistema de valores y un marco existencial muy diferente al de los siglos anteriores.

Granada sufrió una transformación del Islam al Cristianismo, por lo que fue cuna de tensiones y conflictos. Con tensiones similares se pasó del Gótico al Renacimiento, y de la época medieval a la moderna.

El peligro del Islam en la península

Si bien las tensiones entre Granada y Castilla tenían larga data, y los enfrentamientos bélicos frecuentes complicaban la vida de los habitantes, ningún monarca emprendió la conquista. La inestabilidad social y política de Castilla, entre otros factores, fue una de las causas.

Pero el casamiento de Isabel de Castilla con Fernando de Aragón, unió a dos reinos fuertes y poderosos que se impuso ante los súbditos. Se lanzaron así hacia la conquista del reino de Granada, que suponía un peligro potencial con su sola presencia en la Península.

Reconquistar Granada suponía eliminar un posible puente hacia la expansión del poder islámico, presente en el Mediterráneo.

Por otra parte, Isabel y Fernando afianzaron la reconstrucción de la monarquía. Y vieron en la guerra la posibilidad de unificar las creencias religiosas entre los súbditos, para fortalecer la monarquía absoluta.

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