La importancia de las instituciones en la construcción de la subjetividad, deviene de su capacidad para definir los modos de intercambio social. Desde la niñez estamos determinados por la primera institución de influencia para la persona, que es la familia.
La institución familiar es una matriz de aprendizaje que trabaja la configuración del sujeto. Es decir, la formación de modelos internos (matrices) de encuentro con lo real.
Del mismo modo condicionan la existencia todas las instituciones por las que transitamos nuestra vida. En primer lugar la familia, y luego la educación, la cultura, la política, la sexualidad, entre otras, son las instituciones presentes en nuestra vida.
La educación es una institución cuyo modelo es determinante de la subjetividad.
¿Qué entendemos por instituciones?
En primer lugar es necesario recordar que las instituciones son de carácter universal, y que se particularizan en cada sociedad y en cada época. Así, la familia, cultura, educación, economía, sexualidad, salud, entre otras instituciones, tienen presencia a través del tiempo de maneras diferentes. Vale decir, adoptan especificidades según los lugares y momentos históricos. Por ejemplo, los modelos educativos europeos en tiempos de la Segunda Guerra Mundial, son diferentes a los modelos actuales.
Desde esta perspectiva, las instituciones son cuerpos normativos jurídico-culturales formados por ideas, leyes, creencias, valores, que determinan las formas de intercambio social.
En ese sentido, el concepto se relaciona con el Estado que dicta leyes y establece regulaciones de lo que está establecido. A modo de ejemplo, la educación refleja la realidad social y el presupuesto destinado por el Estado. Así como los sistemas de funcionamiento y la organización de la escuela primaria, secundaria y universitaria.
Según el reconocido psicoanalista francés René Kaës, las instituciones son el conjunto de las formas y estructuras sociales instituidas por la ley y la costumbre. Las que nos preexisten, regulan nuestras relaciones y se nos imponen.
Influencia e importancia de las instituciones
Para entender cómo influyen las instituciones en la formación de lo subjetivo, es necesario reconocer la necesidad del ser humano de contar con un otro para vivir en sociedad. Como seres sociales, ingresamos en ellas desde el nacimiento sellando en cada uno un universo de normas, valores y sistemas de referencia.
Si bien cada institución tiene una finalidad y funciones que las distingue e identifica (religiosas, reproductivas, productivas, etc), todas contribuyen al mantenimiento de la comunidad. Definen roles y modelos instituidos de desempeño esperable (rol de estudiante, de directivo, de madre, de esposa), sosteniendo el orden social imperante.
¿Institución u organización institucional?
Habitualmente, es común usar ambas expresiones como sinónimos aunque no es correcto. Según el médico y psicoanalista argentino Fernando Ulloa (discípulo de Pichón Riviere y creador de una Psicología de las Instituciones), el concepto de institución es ambiguo.
Por lo tanto, el concepto suele designar tanto a un proceso de institucionalización (que internaliza conductas aprendidas), como a una organización social (que tiene un espacio físico, una normativa, objetivos y responsabilidades).
Sin embargo, la designación correcta o más adecuada para Ulloa es la de organismos institucionales. El autor realiza una analogía con el organismo humano, y habla de “fracturas”, “articulaciones”, “situaciones patológicas” que facilitan la comprensión de los movimientos institucionales.
